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Fires de Sant Narcís de l'any 1946

Ferias de antaño

Ardua tarea significa la de fijar con toda certeza los orígenes de las Ferias de Gerona, por perderse en las nebulosidades del pasado. Sin embargo, los datos más antiguos que sobre el respecto se poseen nos descubren que el Rey Don Pedro, segundo de este nombre de Cataluña, hizo a la Ciudad, entre otras concesiones, la de febrero de 1283 para celebrar las llamadas Ferias de San Martín. Más tarde, hubo las de San Pedro y San Félix, hasta que por último, sin perjuicio de estas dos accedió el Rey Don Martín en 16 de Febrero de 1399 a que se celebrasen otras que, teniendo principio el día de San Narciso, Patrón excelso de la Ciudad, durasen ocho días.

Entre los espectáculos que más curiosidad motivan a buen seguro que figura en primera línea el estudio de una Ciudad en días de Ferias. Todo es animación, bullicio y un constante ir y devenir de gente que nos hace creer en un súbito aumento de población. En magnífico bosquejo nos lo muestra un artículo del acreditado "Gerona histórico-monumental" de Don Narciso Blanch e Illa editado en 1855.

"El día 28 por la tarde, curioso es ver como en la plaza llamada de las Coles, lugar de las Ferias, varios hombres, mujeres y niños con cañas en la mano se van colocando de distancia en distancia y formando hileras esperando que den las dos. Apenas se oye la primera campanada, cuando estalla un ruido general de silbidos y gritos, que mezclados con el choque de las cañas y las risas de los espectadores, produce una bataola inexplicable. Entonces es cuando a veces tiene lugar alguna de esas escenas en que el egoismo lleva su mayor parte, debiendo intervenir algún guardia municipal a fin de poner la paz entre dos contrincantes que andan a mogicones disputándose un palmo de terreno, pues al dar la hora señalada todos tiran al suelo sus cañas para indicar que toman posesión de aquel espacio, donde obtienen el derecho de colocar después una mesa. Efectivamente, al cabo de algunas horas la plaza está ya ocupada por una multitud de mesas formando calles. Al día siguiente aparece todo como una serie de tiendas corridas en que los objetos de seda se confunden con los de lino y estambre, los trajes del ciudadano con los del montañés; las librerias con los juguetes de niño; los utensilios de cocina con los de tocador; allí hay de todo y para todos. La multitud de forasteros que han acudido a Gerona aumenta considerablemente el bullicio haciéndose intransitables las principales plazas y calles. En el punto de las Ferias es preciso taparse los oidos si no quiere uno salirse atronado, aturdido".

"Aquí un rudo de la montaña prueba a tocar un flautín, allí un niño os mata con el sonido de una trompetilla o de un silbato, o con el destemplado son de un tamboril; más allá viene una oleada que os empuja, que os arrastra, que os envuelve en un torbellino y que os lleva apesar vuestro, en andas en brazos de la apiñada muchedumbre. Estareis regateando quizás algunos maravedises en alguno de los mostradores y a lo mejor teneis que lanzar un grito de dolor, pues acaba de daros un pisotón un enorme pié cubierto con un zapato de suela y con unos clavos capaces de imprimir su cónica figura en el más duro mármol; en fin aquello es una masa compacta de ruido, de movimiento y de variados colores, océano humano que ondeado por la especulación y la curiosidad se agita, silba y brama en una embriaguez de vida, estrellándose mutuamente sus olas. Suerte que como el mar tiene durante el día su calma y sus flujos y reflujos en cuyos momentos es cuando se compra, se vende y hace el comercio sus tráficos. Viene por último la noche y el reposo tiende su imperio sobre la plaza, donde no queda más que un esqueleto de la feria; desaparecen como por encanto los objetos, y las mesas vuelven a enseñar sus descarnadas piernas. No obstante, no se han estinguido por esto la animación del día, entonces casi puede decirse que se renueva la sociedad. Bajo los pórticos de las plazas de las Coles y Constitución se pasea la brillante sociedad gerundense y los forasteros que no se habian atrevido a confundirse con el bullicio del día. En tanto se llenan los templos y el teatro, pues en ambos hay funciones adecuadas a la devoción y a los deseos de la concurrencia. Como es de suponer, no faltan por la noche bailes con qué haciéndo alarde de su amabilidad el Casino, el Liceo y demás sociedades, brindan a los forasteros obsequiándolos con billetes de convite".

"Todo cuando hemos indicado se repite todos los ocho días de las Ferias, existe la misma animación, el propio bullicio. No obstante, con eso no ha concluído Gerona de satisfacer la curiosidad de los que en estos días a ella han acudido; en la ex-colegiata de San Félix está de manifiesto el sagrado cuerpo del glorioso San Narciso, ante cuyas aras acuden numerosos visitadores para tributarle su homenaje de respeto y de veneración, dentro su sepulcro brillan una multitud de alhajas que la piedad de los fieles ha depositado allí, como una ofrenda de santa devoción.

Un día de luto, pero de gloria para los gerundenses, viene a coronar todos los años las Ferias de San Narciso. En la mañana del 5 de noviembre, las autoridades militares y civiles y personas distinguidas de la ciudad, en fúnebre cortejo, se dirigen a la ex-colegiata de San Félix, donde se celebra con toda pompa y magnificencia, el oficio de difuntos para el eterno descanso de los que fallecieron en Gerona durante el horroroso sitio, con que la tiranía francesa oprimió a Gerona en 1809, sitio memorable que ciñó de laureles a la Ciudad, colocándola a la par de Numancia y de Sagunto, sitio memorable, al que debe Gerona el honroso título de INMORTAL, y sus defensores la nobleza personal, transmisible a sus sucesores. En el centro del templo se levanta un elevado túmulo adornado con los trofeos de guerra arrancados a los franceses, ondeando en la cúspide sostenidas por las armas de la ciudad, las varias banderas con que durante el sitio ondearon en los fuertes, símbolos indelebles de la constancia y heroismo de los gerundenses. En la elevación de la sagrada hostia, un numeroso piquete dispara tres descargas cerradas, haciendo obrar también el cuerpo de artilleria sus baterias rodadas. Tal es el aspecto que presenta Gerona durante las Ferias de San Narciso".

(De la biblioteca particular de Dn. Fco. Comadira Bosacoma).

Article publicat al programa de Fires de 1946. S'ha respectat la grafia de l'original.


Programes de la col·lecció Bruguera-Gudayol de Girona. Somnis Antic

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