Fires de Sant Narcís de l'any 1948
Pórtico
Cuando la estación otoñal está en su punto más dulce, llegan las jornadas de San Narciso y de Todos los Santos encuadradas en el marco polícromo y mirobolante de una octava que en todo el país se conoce y se señala como la gran octava gerundense.
Mezcla de Ferias y Fiestas, éste acontecimiento anual se desenvuelve en un ambiente que parece creado exprofeso para Gerona; ambiente al que contibuye la naturaleza que ahora no es agresiva como en verano y en invierno, brindándonos una luz tamizada, una atmósfera templada y unos atarcederes largos propicios a la magia de las iluminaciones callejeras; ambiente al que contribuyen también los hombres tanto forasteros como de casa, dándose cita unos en la ciudad desde lejanas comarcas y lanzándose los otros a deambular en plan de fiesta y liberñandose todos por unos días de las monótonas procupaciones del cotidiano vivir.
El programa es lo de menos, porque cada cual ya se forja el suyo que se interfiere con el que corre impreso unas veces paralelamente y otras perpendicularmente horadándolo como un dardo para escaparse en alas del propio arbitrio.
El éxito de nuestras Ferias y Fiestas viene precisamente de una serie de factores y elementos que tanto como en el programa están en la tradición; desde la pompa litúrgica y el fervor religioso que se desenvuelven bajo las vetustas bóvedas de la Colegiata en exaltación del Obispo y Mártir que es nuestro excelso Patrón, hasta la abigarrada y bulliciosa multitud que se agita alrededor de los barracones y armatostes de la Feria, hay toda una gama de valores permanentes bastantes para mantener en tensión a las muchedumbres. Y son esas muchedumbres integradas por los que vienen de fuera y los de aquí que se echan a la calle, las que con su fuerza expansiva y comunicativa dan tono y sentido de permanencia a nuestras Ferias.
Y es que Gerona, con el prestigio que le atribuye la historia y con su pujanza actual, cuenta con una copiosa reserva de atractivos, tangibles unos, imponderables otros, para movilizar masas ingentes.
Por eso nunca como en vísperas de estas jornadas tradicionales, famosas en las comarcas que nos rodean, y aun más lejos, puede uno lanzar con plena confianza su invitación a los cuatro vientos seguro de que no clamará en desierto. Y aunque esta confianza convierte nuestro convite en una fianza casi meramente protocolaria, no sabríamos dejar de formularla pensando que en ella va incluída también la proclamación de nuestra fé en la vitalidad, en las gracias y en la prepotencia de Gerona, inmortal en las horas heroicas e inmortal en los afanes de paz, que otra cosa no son esos días de amable convivencia que la ciudad brinda a propios y extraños.
Carlos de Bolós.
Article publicat al programa de Fires de 1948. S'ha respectat la grafia de l'original.
Programes de la col·lecció Bruguera-Gudayol de Girona. Somnis Antic
