En el día 8 de Septiembre de 1949 coincidió el ducentésimo aniversario del nacimiento del General Alvarez de Castro, héroe legendario que al batir una plusmarca en lo sublime, supo dar categoría universal a esta insigne capital, conquistando para ella el lauro inmarcesible de la triple inmortalidad. La gentileza y civismo del ilustre patricio gerundense Narciso Auguet Pujol, para airear a los cuatro vientos las gestas gloriosas, en las que protagonizaron algunos de sus antepasados, y como ofertorio a la memoria póstuma de los mismos, ha desempolvado de su biblioteca particular algunos autógrafos que yacían en la penumbra de la preterición, y que fueron un día el primer monumento levantado a la memoria de quienes rivalizaron para escalar la cima del heroísmo.
Quienes hemos tenido la suerte de convivir con los hijos de esta ancestral Ciudad, nos hemos visto impresionados por el legítimo orgullo con que cantan su naturaleza, cuando son inquiridos por el lugar de su nacimiento. El legado de historia que les confiaron sus abuelos llena de típicas sonoridades el timbre de su voz, cuando recitan "soy de Gerona, la de los Sitios". Pero si supieran muchos de ellos que sus lindas abuelitas escribieron con su heroísmo las iniciales de las páginas gloriosas de los Sitios, el orgullo de família les perforaría el pecho.
Para ilustración de los mismos y a modo de esquemático "film" retrospectivo, voy a apostillarles los seis documentos, alguno de los cuales reproduzco en el presente programa de Ferias, y que me han dejado las pupilas dilatadas por el asombro y la admiración.
En el documento número 1, que tiene fecha 22 de junio de 1809, se ve el bando del Marqués de Coupigni, General en Jefe del Ejército de Cataluña, ordenando que, en vistas del espíritu valeroso de patriotismo y heroísmo de las "Señoras Mujeres Gerundenses", y ante la inminencia de los trágicos acontecimientos, que la presencia del ejército invasor iba a imponer a la Capital se forme en esta ciudad una Compañía de 200 mujeres "jóvenes, robustas y de espíritu varonil", para auxiliar a los heridos, y proveer al municionamiento de los invictos defensores.
En aquellas fechas los hechos se sucedían con una rapidez de vértigo, y así, a los cuatro días, o sea el 28 de junio, aparecía ya en las esquinas de Gerona el bando del General Alvarez de Castro (documento núm 2) solicitando la inscripción inmediata en esta milícia mujeril, de las que, aun en estos momentos en que se mascaba ya la tragedia, y prescindiendo de la rígida literatura castrense, no se olvida de llamar galantemente "el bello sexo".
A los cinco días tenía organizada el incansable General la Compañía de Santa Bárbara, con sus cuatro escuadras, al frente de las cuales a guisa de rudimentario Estado Mayor estableció "una Comandanta, dos Sargentinas y dos Escuadristas". En el original suscrito por don Mariano se pueden admirar la minuciosidad y clarividencia del ilustre portaestandarte de la resistencia.
Al llamamiento de la Patria por boca del General Alvarez de Castro, 140 mujeres acudieron a enrolarse casi en masa en la recién creada Compañía, que se consideró completa al día siguiente de ser organizada, ya que la premura de tiempo no toleraba ni un día más de aplazamiento. Estas listas, que a la vista tengo, fueron confeccionadas por don Baudilio Farró Roca y don Juan Pérez Closas.
Pasados los azarosos días de la contienda, aparece el Oficio que reproduzco, con fecha 25 de octubre de 1809, en el que el General Alvarez de Castro, impresionado por el heroísmo de las voluntarias, ordena al Sr. Farró sea confeccionado el censo de las "individuas" de la Compañía de Santa Bárbara, que más se hayan distinguido en las acciones del Sitio.
Y el pasmo de la admiración llega hasta el blanco de los ojos cuando uno contempla el oficio y listas que lo acompañan, suscrito por D. Baudilio Farró, en contestación al oficio anterior y con fecha 7 de noviembre de 1809.
A la curiosidad innata de mis convecinos brindo estos girones de estadística, que me ha sugerido la lectura de tan enjundioso documento.
las listas constan de cuatro secciones, que corresponden a las escuadras de San Narciso, Concepción, Sta. Dorotea y Sta. Eulalia. Pues bien, de las 140 mujeres inscritas, 131 obtuvieron mención honorífica, 32 con el calificativo de "Valor Sumo", 30 de "Valor Heróico", y 69 "Valor". Este porcentaje de heroicidad bate todos los records de que en la historia hay constancia.
De estas heroínas 16 eran casadas, 6 viudas y 109 solteras. Las edades de las mismas oscilaban entre los 13 y los 44 años, habiendo 83 que no pasaban de los 20, 47 de los 30, 9 de los 40 y 1 de 44.
Finalmente interesándome por las más jóvenes, debo señalar que hubo 3 de 13 años, 4 de 14, 7 de 15, 4 de 16, 9 de 17, 20 de 18, 12 de 19 y 24 de 20. Seguro que los franceses no sabían con quien se las entendían.
Las comandantas eran también gente joven, pues la de la Escuadra de San Narciso tenía 24 años, la de la Concepción, 18; la de Sta. Dorotea, 21; y la de Sta. Eulalia, 19.
Por último, de entre esta pléyade de amazonas, había 46 campeonas del estropajo, inscritas bajo la profesión de "criadas".
Al terminar las gloriosas efemérides que glosamos, y una vez renacida la relativa normalidad constitucional que disfrutó España, finalizados los luctuosos acontecimientos de la Invasión, las Cortes Españolas, informadas del épico heroísmo de los defensores de Gerona, acordaron levantar un monumento en dicha población, que inmortalizara la memoria de quienes tan alto enarbolaron el pabellón de la Patria. Pero dicho monumento que hoy ocupa el centro geográfico de la Plaza de la Independencia, seguiría aún en estado de proyecto, si la manificencia del gran Patricio Fernando Puig, en 1894, no hubiera costeado de su propio peculio la escultura en bronce que hoy se yergue rebelde en dicha plaza. Ahora que, si el General Alvarez de Castro hubiera vivido a su inauguración no le hubiera dado su visto bueno. En efecto, la idea que presidió su erección, según el acuerdo de las Cortes, fué de inmortalizar en bronce los distintos estamentos que coadyuvaron a la victoriosa gesta: el estamento militar, que yace a los pies del Caudillo indómito, el elemento civil, en el busto del payés que empuña su vigoroso trabuco... En él se echa de menos por lo tanto el flamear airoso de unas faldas femeninas, que a uno y otro dieron el reconfortante apoyo de su solicitud y arrojo, reconocidos como heroicos con la misma rúbrica del General. Esta omisión estéticamente es una mutilación; históricamente es un fraude imperdonable.
José Mas Gramunt.
Profesor
Article publicat al programa de Fires de 1949. S'ha respectat la grafia de l'original.
Programes de la col·lecció Bruguera-Gudayol de Girona. Somnis Antic
