Fires de Sant Narcís de l'any 1952

Los sepulcros de San Narciso

En Gerona, a semejanza de otras poblaciones en relación a sus respectivos Santos Patronos, la devoción a San Narciso se ha manifestado, entre otros efectos, en la belleza de los sepulcros destinados a guardar el cuerpo incorrupto del Santo.

Nos quedan tres de los sepulcros que sucesivamente han servido para contener las preciadas relíquias del Santo Patrón de Gerona, y no tenemos notícia del que pudiera haberse construído, poco tiempo después del martirio de aquel Santo.

Durante el tiempo de la dominación sarracena en nuestra ciudad, los cuerpos santos de S. Narciso y de S. Félix el Africano, debieron ser escondidos por aquellos fieles, para librarles de toda posible profanación. Y después de liberada la ciudad del dominio árabe (probablemente en tiempos del obispo Mirón), fueron hallados dichos cuerpos santos.

En 1022, el obispo de Vich y abad de Ripoll, Oliva, pronunció un célebre sermón, en la iglesia de San Félix, magnífico panegírico del mártir San Narciso, que puede considerarse como el primer trabajo histórico que, relacionado con aquel Santo, ha llegado a nuestro conocimiento.

En el transcurso del siglo XI, el culto a este Santo debió de intensificarse, incluso fuera de España, por cuanto, a últimos de dicho siglo, el abate Sighardo y la Congregación del monasterio de San Udalrico y Santa Afra, en Augusta (Augsburgo, Baviera), desearon poseer alguna relíquia de San Narciso (tenido por natural u oriundo de aquella región) y de San Félix. Y pidieron al entonces obispo de Gerona, Berengario, que les transmitiera dichas preciadas relíquias. El obispo gerundense pudo complacerles enviándoles unas relíquias de San Félix el Africano, pero de San Narciso sólo envió unos fragmentos de vestido y de la estola que llevaba, pues el cuerpo del Santo se conservaba incorrupto.

El sepulcro que seguramente entonces contuvo el cuerpo de San Narciso, fue el que hoy puede verse suspendido en la pilastra del lado del evangelio, frente al altar mayor de San Félix. Consiste en una gran caja de piedra, tapada con una maciza cubierta de madera sobre la cual figura grabado un escudo con una inscripción que dice: "Aquesta es la primera caxa ahont ha estat lo cos del gloriós Sant Narcís".

En 1328 realizose solemnemente el traslado del cuerpo del Santo de aquel antiguo sepulcro a otro, que fué colocado detrás y encima de la mesa del altar de Sta. Afra, constituyendo una bella bra gótica, labrada en mármol agisado y costeada por el chantre D. Gerardo de Socarrats. En este sepulcro aparecen esculturadas algunas escenas en relación a la vida del Santo, representándose en la parte central San Narciso oficiando de cara al pueblo.

Cuando quedó terminada la construcción de la bella capilla dedicada al Santo patrón de Gerona, llevada a cabo dicha obra por el que fué gran obispo de Gerona, Lorenzana, fué trasladado al nuevo sepulcro (en el altar de dicha capilla), el cuerpo que continuaba incorrupto, del Santo. Aquel acto se realizó solemnemente en 1792, con asistencia del Ilmo. Señor Obispo, del Cabildo de la Catedral, de los Jurados de la ciudad, de la Comunidad de San Félix y de un gran concurso de gerundenses.

El municipio de la ciudad, desenado contribuir al mayor esplendor de la nueva capilla y del nuevo sepulcro, acordó que fuera recubierto el sepulcro de mármol de una valiosa plancha de plata bellamente cincelada por el maestro gerundense D. José Puig. Dicha cubierta es de estilo renacimiento y en su parte central ostenta una inscripción que dice: "Patrono suo Praesentissimo Senatus Gerundensis, XX Kal. Apri. an MDCCC". Fué, pues, colocada dicha cubierta en 1800.

Tales son los sepulcros que la piedad y el amor de los gerundenses han dedicado a su Santo patrón San Narciso, y de los cuales no solo queda constancia documental, sino, lo que es más interesante, quedan los mismos sepulcros. Lástima grande es, sin embargo, que en la actualidad no pueda guardarse, en ninguno de ellos, el cuerpo incorrupto del Santo, hecho desaparecer de su lugar de reposo y veneración por la vesanía de unos tristes momentos revolucionarios. Por el momento, tiene que ser una sencilla imagen, la que supla lo que fueron, hasta hace pocos años, veneradas relíquias del Santo. Pero todos hemos de procurar suplir, espiritualmente, lo que ya materialmente no pueden apreciar nuestros ojos.

Joaquín Pla Cargol

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Programes de la col·lecció Bruguera-Gudayol de Girona. Somnis Antic