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Fires de Sant Narcís de l'any 1952

Como se llamaban nuestros antepasados de medio milenio atrás

En una revista especializada hemos publicado recientemente un censo curioso de los gerundenses aptos para el servicio de las armas que vivían en la ciudad en el año 1463, excluídos los eclesiásticos y los judíos. Tal relación arroja un total de unos 850 individuos lo que supone una población total de unos 5.000 habitantes, en una época en que Barcelona contaba con 35.000 almas, exactamente la misma población que alcanzaba Londres.

Los apellidos de estos antepasados nuestros no ofrecen particularidad remarcable; son más o menos los mismos de nuestros días y si no fuera por la fecha, la relación podría pasar perfectamente por un censo actual. Con los nombres sucede lo mismo, pero nos ha llamado la atención la abundancia de algunos patronímicos hoy en día pasados de moda y la ausencia, en cambio, de otros que actualmente privan. Por ejemplo, ni un solo gerundense se llamaba entonces José, nombre que hoy llevan probablemente diez de cada cien de nuestros compatricios. En cambio los nombres de Pedro y Juan alcanzaban ya entonces un gran éxito, mayor incluso que entre los gerundenses actuales. De cada cien individuos, veinte se llamaban Pedro y dieciocho Juan, existiendo además cuatro o cinco casos de ciudadanos que no queriendo quedar mal con ninguno de los dos célebres santos, impusieron a sus hijos o ahijados el nombre compuesto de "Pere Johan". He aquí, pues, que entre los dos más significados apóstoles se llevaban casi la mitad del censo. ¿Deriva ya de entonces el popular adagio de "Joans, Peres i ases n'hi ha per totes les cases"? Es muy posible aunque en tiempos modernos se le ha tenido que agregar el nombre de "Josep" para que fuera más exacto.

Después de Pedro y de Juan el nombre que alcanzaba más predicamento entre nuestros abuelos contemporáneos de los Reyes Católicos, era el de Jaime, siempre en esta forma "Jacme" y ni una sola vez en la de Jacobo o Santiago, tan corriente, ésta última, en nuestros días. Siete de cada cien gerundenses hacían honor al Apóstol Compostelano, y casi los mismos se llamaban Francisco en las acepciones Francesch o Franci (esta última por influencia). Nadie se llamaba entonces Paco o Paquito diminutivo originado al parecer en el siglo XVIII por influencia americana.

Aparte de estos nombres seguía el de Antonio y a continuación uno que hoy día está en franca minoría: Bernardo. Estos dos nombres los llevaban aproximadamente cinco, cada uno, de cada cien gerundenses. Bernardo era el único nombre de raigambre feudal que mantenía su supremacía en la onomástica ciudadana. De aquellos Arnaldos, Hugos, Jofres, Guillermos, Berengueres, Dalmacios, etc. que habían hecho las delícias de la sociedad guerrera catalana de los siglos anteriores, apenas queda rastro. Entre los 850 individuos de la relación mencionada, solo encontramos un Arnaldo (Arnau), un Jofre, cuatro Berengueres, doce Guillermos, dos Hugos (en la forma "Huguet") y tres Dalmaus (Dalmacios). En cuanto a Jorge, apesar de que las Cortes de 1454 habían instituído al Santo militar como Patrón del Principado, todavía no se había divulgado entre nuestros antepasados. Solo tres gerundenses mayores de edad se llamaban "Jordi" en 1463. Tendremos que esperar a la época del Romanticismo para que todos estos nombres de tan rancio sabor catalán lleguen a popularizarse.

El Santo Patrón de la Ciudad, Narciso, en cambio, alcanzaba un éxito casi igual al de los Antonios y Bernardos, mientras que el su colega San Félix merecía escasísima consideración (un solo individuo se llamaba "Feliu"). Otros dos nombres hay día poco usados, atraían la atención de los gerundenses del final de la Edad Media. Eran los de Bartolomé y Nicolás ("Barthomeu" y "Nicolau") y aun por encima de ellos estaba el del valeroso Arcángel San Miguel. Los de Gabriel y Rafael tenían menos éxito (1%) y a la misma altura se mantenían los de Luis, Esteban, Tomás, Gaspar, Martín, Mateo y Andrés. Fernando, en cambio, tan popular en Castilla, sólo es llevado por un individuo, un mesonero, y aun en la forma en que está transcrito "Ferrando" y no "Ferran" indica que su titular había nacido preferentemente en la meseta. Ni un solo gerundense se llamaba Alfonso.

Para terminar nuestra relación, diremos que existía poca variedad onomástica y que solo unos cincuenta nombres bastaban para colmar el capricho de nuestros antepasados de la 15ª generación. He aquí, aparte los ya mencionados, los restantes nombres usados por los individuos de la relación de referencia: 2 Pablo ("Pau"), 3 Bertrán, 2 Hipólito, 4 Julián, 2 Ginés ("Genís"), 3 Leonardo, 2 Martoriano, 3 Macian o Macías, 4 Salvador, 1 Luciano, 1 Magín, 1 Román, 1 "Guerao" (Gerardo), 2 Germán, 1 Simón, 1 Manuel, 1 Vidal, 1 Domingo, 1 Salvio, 2 Anselmo, 2 Jerónimo, 3 Vicente, 3 Daniel, 3 Ramón (de tan rancio abolengo catalán), 3 Lorenzo, 3 Marcos, 2 "Mey" (Emerio), 1 Restituto, 1 Comparado, 1 Nicodemus, 1 Alberto, 1 "Aymerich" (Elmerio), 1 "Bonanat" (?), 1 Luciano, 3 Felipe, 2 Sebastián, 1 Cipriano y 3 o 4 más que no hemos podido identificar.

Los nombres compuestos que tan en boga estuvieron y estan todavía entre la nobleza militar y que habrán de volverse a popularizarse en la época actual, no tenían, en cambio, tanto éxito entre la ciudadanía. Aparte los Pedro Juan ya reseñados, encontramos un Pedro Vicente, un Pedro Bernardo, un Pedro Antonio, un Bernardo Gabriel y dos Juan Gaspar.

Santiago Sobrequés Vidal
Catedrático


Programes de la col·lecció Bruguera-Gudayol de Girona. Somnis Antic


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