Fires de Sant Narcís de l'any 1953

San Daniel, paisaje suburbano de Gerona

No se concibe Gerona sin la Dehesa. Ni tampoco sin San Daniel.

A la primera -en la misma rasante de esta ciudad, de cuyo término municipal forma parte- se la considera, descontadas su calidad y monumentalidad, el pulmón urbano por do respiramos los gerundenses.

¿Y no será San Daniel el otro pulmón -si es que biológicamente para vivir se necesitan dos- por efecto de la íntima y perfecta conexión de su paisaje con la periferia de esta capital?

Si la Dehesa declarada "Jardín Artístico Nacional" está urbanizada y cuida de su conservación la Municipalidad, cual corresponde a las realizaciones públicas concebidas para usufructo del común, San Daniel, contrariamente, es un paisaje virgen, surgido del seno de la Naturaleza, que allí manifiéstase ubérrima en dones, en bellezas y en gracias embriagadoras, en tal abundancia que dijérase fueron esparcidos a voleo y sin tasa en su suelo feraz. Forma un valle paradisíaco, pleno de suavidades, enmarcado por una cadena de bellos montes y con poder y virtud de elevación espiritual.

Este inmenso parque natural cuenta con excelentes cuidadores su vecindario todo, que en función de agricultores solícitos ahondan con el arado en la tierra que les sustenta, avivando las sanguinolentas, fuertes, viriles y específicas tonalidades de las trabajadas tierras, que, salpicadas ora por verdes y grises de legumbres y gramíneas, ora por el amarillo-dorado de sazonados trigales cimbreantes al viento -y en lo alto y en los flancos, mayestáticos montes de pinos verde-claro festoneados por sombríos encinares- ofrecen un conjunto panorámico de belleza polícroma, de armonía y de originalidad, únicas.

Un fenómeno que observamos en San Daniel, no común en otras partes, es el siguiente que realza, avalorándolo, el paisaje. La invariable verdor de sus márgenes, es decir, la perenne frescor de la hierba. Elemento decorativo poderoso, visual y pictórico.

(Ampliar) - "Bello panorama desde San Daniel". Foto Malagelada. Imatge publicada a l'article.

¿Que elogio trazar de la rica y acogedora umbría de San Daniel? Ella nos regala con hongos, castañas, fresas, madroños, musgo, retama, violetas, madreselva, campanillas, romero, espliego y mil otras variedades de la extensa flora silvestre, y por eso nunca nadie regresa de San Daniel con las manos vacías.

Las fuentes son otro eficaz aliciente de San Daniel. A muchos gerundenses nos son familiares las "d'En Pericot", "del Bisbe", "d'En Fita", "d'En Pauperes", "del Boix", "dels Lleons", "d'En Lliura", "de la Pólvora", y "d'En miralles" (industrializadas desde años estas dos últimas).

En resumen: en San Daniel el espíritu soñador y romántico halla alas para volar; el filósofo y el pensador, profundidad en sus meditaciones; el pintor y el poeta, temas, imágenes, inspiración en suma; los enamorados, ambiente propicio al diálogo sereno y apasionado a un tiempo; y el excursionista o, simplemente, el paseante, alicientes y sedantes sin parigual en otros lugares próximos a esta ciudad.

San Daniel está unido a Gerona en la zona más noble de nuestra urbe, aquella desde la cual se ofrece a los artistas, para plasmarlos en sus lienzos, el magistral panorama de los tres clásicos campanarios vernáculos: Catedral, San Félix y San Pedro de Galligans.

Estos monumentos proyectándose, volcándose en San Daniel, nos inducen a los gerundenses a preguntar si el vecino y hermoso valle recíprocamente no habrá pasado ya, y en pie de igualdad con la Dehesa, a formar parte integral del paisaje suburbano por antonomasia.

Antonio Moner

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Programes de la col·lecció Bruguera-Gudayol de Girona. Somnis Antic