Levantamiento de Gerona (I).

A la alegría que produjo la renuncia de Carlos IV á favor de Fernando, sucedió el mayor estupor. Los españoles admirados de la serie de sucesos estraordinarios que iban ocurriendo, comprendieron que Napoleón no tenía otro deseo que dominarles para que le sirviesen en sus llamadas grandes miras.

Só capa de amistad y favorecidos por un gobierno inhábil, se habían los franceses apoderado de las principales fortalezas; y mostrándose luego como dueños de vidas y haciendas, llegaron al estremo de querer regalar á la España como rey al hermano del Emperador, por medio de una serie de farsas indignas, como si se tratase de la venta ó traspaso de un rebaño ó de un almacén de mercancías.

España herida en sus más sagrados sentimientos, se levantó como un solo hombre, más firme y resuelta que nunca, después de una larga serie de años de quietud y despotismo.

Abandonada de sus reyes, estableció juntas para el gobierno de sus comarcas; desprovista de ejércitos, armó como pudo el poderoso brazo de sus valientes hijos; falta de fortalezas, convirtió en muros inexpugnables las simples cabañas; y despreciando la ponderada ciencia de los generales franceses, fueron sus mejores caudillos los humildes hijos del pueblo.

Al contemplar el levantamiento simultáneo que se operó en todas las provincias, casi en un mismo día, á ultimos de mayo y primeros de junio, cualquiera diría que se ponia en planta una vasta y premeditada conspiración.

Y sin embargo solo la alevosía y los engaños de un falso amigo, y el amor sin igual á la independencia pátria de los españoles, pudieron mostrar al mundo el ejemplo más grandioso, más espontáneo, más unánime y más decidido que registra la historia de los pueblos que se han levantado contra una invasión enemiga.

Así se esplica aquella admirable unidad de sentimientos y deseos, llevada de un confín á otro confin de España por el patriotismo enardecido, que el poeta Arriaza condensaba en aquel lindísimo cantar

Vivir en cadenas
¡Cuán triste vivir!
Morir por la pátria
¡Qué bello morir!

Gerona participaba del mismo entusiasmo y sólo se contenñia por los temores que sentían sus autoridades á quienes asustaban los males sin cuento, que podían sobrevenir, con el hecho de tremolar el pendón de la pátria contra los franceses.

Una plaza fuerte de estenso recinto, y numerosos fuertes, todo desmantelado é inservible, desmontada la artillería, con una guarnición de 300 soldados, con un vecindario que apenas podía proporcionar 1.500 hombres útiles para el servicio de las armas; una población enclavada en un rincón de España, cerca de la frontera francesa, precisamente en el punto más apropósito para la entrada de las tropas enemigas ¿era prudente que se sublevase contra el poder de Francia, cuando no contaba ni con una tercera parte de la gente para el servicio diario de sus fortificaciones, aun suponiendo que los paisanos se aprestasen á ello?

Sin embargo, todo lo despreciaron los gerundenses; el ejemplo de algunas provincias y otras concurrencias sobrevenidas decidieron el levantamiento de Gerona.

En los primeros días de junio la agitación llegó á su colmo, viéndose frecuentes reuniones de los gremios, colegios, caballeros, religiosos y demás vecinos para tratar la manera de sacudir el yugo que les oprimía.

El día 4 hubo una ligera alarma, precursora de otro suceso más trascendental. Promovióla en la calle de las Ballesterías José Vila, vecino de Bañolas, con los gritos que daba anunciando, aunque falsamente, que Figueras se había levantado.

Pero quienes con más ahínco trabajaban, eran los gremios. Comprendiendo cuán difícil era en conjunto poner en planta sus patrióticos acuerdos, se encargaron de ello el guarnicionero Francisco Serra, el tendero José Jonama, el alfarero José Roig y el capintero Narciso Rovira, quienes con grave exposición de sus vidas, fueron preparando el terreno bajo la dirección del abogado D. José Matas.

En la mañana del día 5 del mismo junio se avistaron con D. Ignacio Andreu y Sans, Síndico y procurador de la Ciudad, en el Ayuntamiento, pidiéndole que convocase inmediatamente esta corporación y le espusiese los deseos del pueblo de levantarse contra los opresores franceses. Aceptada la idea, convocó el nombrado Síndico al Ayuntamiento bajo la presidencia del Sr. Gobernador, en el acto de regresar sus individuos de los divinos oficios á que habían asistido, por la festividad que entonces se celebraba de la Pascua de Pentecostés. Espuso en esta reunión el Síndico los deseos del pueblo y perplejos los regidores y no sabiendo si dar rienda suelta al amor pátrio de que todos se hallaban poseidos, ó si continuar obrando bajo la presión de los temores que les hacían presagiar días de luto para Gerona, se limitaron á resolver que se hiciese la petición, por una comisión más numerosa y que mejor representase á todo el vecindario (1).

Súpose inmediatamente esta determinación entre el pueblo que se presentaba ya bastante alborotado, formando corrillos por las calles y llenando por completo la plaza del Vino, donde se hallan las Casas Consistoriales, y en un momento se hizo la elección en medio de los alborotos de la muchedumbre.

A cosa de las once de la mañana se presentaron ante el Ayuntamiento los comisionados que se acababan de elejir, D. Francisco Puig y Dorca, notario, S. José Jonama tendero, D. Francisco Serra comerciante, don Narciso Diví cordonero, D. Luís María Martínez Abad de san Félix, don Bartolomé Planella clavero de la Catedral, D. Ramon de Manresa y don Alejandro Andreu y Pi caballeros; quienes, según escribe Minali, testigo de aquellos sucesos (2) (si bien dice que se presentaron sólo los gremios) "entregaron al Ayuntamiento una solicitud en la cual espusieron las innovaciones que se querían introducir en España, la invasión á este objeto de las tropas francesas, la detención en Bayona de S. M. D. Fernando VII y otros acaecimientos; manifestando que todos los habitantes estaban resueltos á sostener con las armas el antiguo Gobierno, y á sacrificar sus vidas y sus haciendas en la defensa de su Rey y de su pátria: que por tanto pedían, que el Ayuntamiento acordase con el Gobernador y con los Gefes de la Guarnición todos los medios de defensa para oponerse á toda tentativa que hiciesen los franceses para ocupar sus fuertes, como habían hecho en Barcelona".

Aun cuando los indivíduos del Ayuntamiento estaban animados de verdadero amor patrio, titubearon largo rato, temiendo las consecuencias que aquel acto podía llevar para la indefensa Gerona, pero los comisionados del pueblo exijían firmemente que se accediese á su demanda y como fuese pasándose el tiempo en estas conferencias, el gentío impacientándose por la tardanza, empezó á proferir gritos y amenazas, invadiendo con actitud alarmante los patios de las mismas Casas Consistoriales. Comprendiendo el Ayuntamiento que debía accederse á la voluntad del pueblo, pasó al nombramiento de una Junta compuesta de gran número de personas de Gerona de todas clases y condiciones, para que cuidasen del armamento y defensa de Gerona, con lo cual se sosegó un tanto el tumulto popular que amenazaban tomar serias proporciones.

Apesar de esto, dominado el Ayuntamiento por sus constantes temores, no insertó en el Manual de acuerdos la exposición que á nombre del pueblo se le había presentado y se consignó falsamente en el acta, que el armamento y defensa de Gerona que se acababa de acordar, tenía por objeto evitar el verse sorprendida por las partidas que se iban levantando.

Esta acta, es de todos modos un documento importantísimo por cuyo motivo nos decidimos á copiarlo:

"Sr. Gobernador Mendoza.-- Señores Regidores; Burgués, Quintana, Vilar, Ribot, Gelabert.-- Señores Diputados, Oliva, Pallés, Sambola.-- Señor Síndico Procurador General, Garrigolas.-- Sr. Síndico Personero, Andreu y Sans.

"En la Ciudad de Gerona á los cinco días del mes de junio de mil ochocientos y ocho, y á la hora que serían las once de la mañana; Los muy ilustres Señores notados á la margen (ausente el Sr. Regidor D. Francisco de Delás, que se halla en camino para Bayona, con comisión de la Ciudad) convocados en la Sala Capitular en Ayuntamiento, presidido por el muy Ilustre Señor D. Joaquín de Mendoza, Mariscal de campo de los Reales Exércitos y Gobernador Militar y político de esta Ciudad y su partido, con concurrencia de ambos síndicos.

"Habiendo comparecido, á esta Sala capitular los Señores D. Francisco Puig y Dorca Notario público colegiado de esta Ciudad, Joseph Jonama tendero, Francisco Serra comerciante y Narciso Diví cordonero en calidad de comisionados y en nombre de los comisarios electores de las Parroquias, Colegios y Gremios de esta Ciudad, juntamente con el muy Ilustre Señor D. Luís María Martínez abad de la colegiata Iglesia de San Feliu, D. Bartholomé Planella Clavero de la Santa Iglesia, D. Ramón de Manresa y don Alejandro Andreu-Pi, Caballeros: Dixeron que debían de hacer presente al muy Ilustre Ayuntamiento que con motivo de que se sabía de fixo que varios Pueblos del Principado y de la Comarca se estaban armando en masa, temían las resultas y que á causa de ser tan excesiva la miseria estaba expuesta esta Ciudad á ser sorprendida por falta de defensa y en consecuencia que para ponerla á cubierto de toda invasión, creían necesario el que se pusieran en estado de defensa los fuertes y baluartes en el mejor modo posible y que respecto á los gastos que se ofrecían, debían tomarse las medidas que parecieran más justas y equitativas, creándose para este fin una Junta para tratar, resolver y acordar lo que sea necesario.

"Y enterado el muy Ilustre Ayuntamiento de la referida exposición, considerando que era positivo según las notícias que llegaban de que muchos Pueblos se habían armado y que podría esta Ciudad ser sorprendida, hallándose indefensa, mayormente en el lastimoso tiempo de la miseria que aflige á todo el principado pero que no habiendo fondos era difícil atinar el modo de guarnecer la Plaza; después de haber meditado con la mayor circunspección y pulso un asunto de tanta gravedad, y observando cierta conmoción en el pueblo, con apandillamiento de gentes de todas clases, de que se había llenado el patio de la Casa Consistorial y la plaza del Vino esperando las resultas de lo que acordase el Ayuntamiento y siendo ya cerca de las dos horas de la tarde; opinaron unánimes y conformes que para la decisión de tan delicado asunto lo mejor era que se formase una junta de todas las clases de gente de la Ciudad, para que tratando largamente lo que debiese hacerse, se obrase con acierto y formalidad, y estando todos los Ilustres Señores vocales conformes en su modo de pensar.

"Acordaron que para tratar el modo y medios como poner esta ciudad en estado de defensa se crease una Junta y nombraron por individuos y vocales de ella á los siguientes, á saber:

El Mariscal de campo D. Joaquin de Mendoza por =
Presidente y Gobernador
El Coronel D. Julián de Bolivar. Theniente de Rey
D. Antonio O-kelly, Coronel
Del Regimiento de Ultonia, infantería de Línea
El Coronel D. Pedro O-Daly, Theniente Coronel
El Theniente Coronel D. Juan O-Donovan, Comandante
D. Enrique O-Donell, Sargento mayor
El Theniente Coronel D. Juan Francisco de Molinas.-- Sargento mayor de la Plaza
D. Guillermo Minali, Sargento mayor de brigada del Real Cuerpo de Ingenieros.-- Ingeniero de la Plaza
D. Luis de Plandolit, Oficial de Contaduría del Ejército, haciendo veces de = Comisario de Guerra
D. Joseph de Monsonis, Alcalde mayor
D. Martín de Burgués, Regidor
Ayuntamiento
D. Ramón Vilar, Regidor
D. Ignacio Andreu y Sans, síndico personero
D. Julián Cufí
Canónigos del Cabildo de la Sta. Iglesia Catedral
D. Juan Planella
D. Joseph de Caramany
Caballeros por = Estado noble
D. Joseph de la Valette
D. Francisco Puig y Dorca, Notario
Representantes del pueblo
D. Joseph Jonama, tendero
D. Francisco Serra, comerciante
D. Narciso Diví, cordonero
El Coronel D. Francisco Xavier de Miffre
Agregados á esta Plaza
El Teniente Coronel D. Felipe de Buxóns
El Theniente Coronel D. Juan de Lacrois Gobernador de Fuenterabía.-- Hallado en esta Plaza.

"Todos los cuales fueron avisados, esto es los Militares por medio de los Ayudantes de la Plaza de orden del Gobernador para que á las cuatro horas de la tarde del día de hoy se hallaren en la Sala de la Casa Consistorial y los demás indivíduos espresados por medio de los porteros con recado de atención del Ayuntamiento, para que en la citada hora acudieran en propio parage: así lo acordaron dichos Ilustres Señores en su Ayuntamiento, doy fé.-- Ante mí.-- Juan Pérez Claras, Secretario".

Emilio Grahit y Papéll


Notes

(1) Manuel Cúndaro. Historia político-crítico-militar de la plaza de Gerona (ms. inédito) capítulo 2º.
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(2) Historia militar de Gerona, p. 25.
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Gastador, caporal i oficial de Granaders a peu de la Guàrdia Imperial de Napoleó. Les Uniformes de l'Armée Française, Lienhart-Humbert, Leipzig 1900.



Antic Hospici de la ciutat, actual Casa de Cultura Bisbe Lorenzana.



Oficials francesos. Fragment de Première distribution des décorations de la Légion d'honneur, le 14 juillet 1804, oli de Jean-Baptiste Debret, 1812. (Wikipèdia)



Fragment de Première distribution des décorations de la Légion d'honneur, le 14 juillet 1804, oli de Jean-Baptiste Debret, 1812. (Wikipèdia)



Mariscal francès. Làmina acolorida. Public Library, New York.



Bust de Napoleó. Manufactura de Sèvres, segons un model d'Antoine-Denis Chaudet. Biscuit, 1811. Musée du Louvre. (Wikipèdia)



Granader francès de la Guàrdia Imperial. Dutch Regiment, làmina de Bellange. (Wikipèdia)



Granader suís 3er. regiment. Exèrcit napoleònic, làmina de Bellange. (Wikipèdia)


Bibliografia.

Extret de "Reseña histórica de los Sitios de Gerona en 1808 y 1809". Emilio Grahit y Papéll, Imprenta y libreria de Paciano Torres, Gerona. 1894.

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