Día 26 de setiembre de 1809 (1ª parte).

Santoral: parte de D. José Camps del 25: noticias de Granda del 14 de agosto: de Valencia del 25 y de Londres del 4 de julio.

Sucesos del sitio.

Hemos visto que el día anterior llegó á La Bisbal el general Blake con su ejército y el convoy destinado al socorro de Gerona. Tampoco entonces se proponia hacer levantar el sitio, no considerándose con fuerzas bastantes para ello.

A la una de la madrugada se organizó nuevamente el convoy y se puso en marcha hacia Gerona tomando la dirección de la montaña de los Angeles.

Para proteger su desfile, que por lo accidentado del terreno cojia una grandísima estensión, el ejército se fraccionó en tres grupos. Una división de 1300 hombres con algunos caballos, á las órdenes del brigadier D. Enrique O.Donell, formaba el cuerpo de vanguardia destacado del centro, para desalojar á los enemigos de sus posiciones y despejar el terreno. Seguia formando el centro, el mariscal de campo D. Luis Wimpffem, con cuatro mil hombres que escoltaban el convoy. A retaguardia estaba el general Blake, con el resto del ejército, ó sean unos 6700 hombres, y la caballería.

A las tres de la mañana entró en la plaza un propio con pliegos para el general Alvarez, quien luego de enterado de su contenido dispuso que D. Antonio Bivern oficial del Regimiento de Ultonia, saliese con 200 hombres por la puerta del Socorro y se estableciese entre los fuertes Condestable y Capuchinos, con la orden de adelantarse en union de dos destacamentos que saldrian de dichos fuertes, hasta ocupar la altura de Puigventós y proteger la entrada del convoy.

Al amencer rompió la brigada de O.Donell un fuerte tiroteo contra las tropas francesas por la parte del Castellar, y atacando con su acostumbrada bravura logró apoderarse de la altura de Puigventós, quemando los campamentos enemigos que encontró á su paso. Las fuerzas salidas de la plaza y de los fuertes procuraron entonces adelantarse en su aixilio.

Gerona ante estas novedades y las noticias que traian algunos paisanos entrados en la población, creyó llegada la hora de su libertad, pintándose el gozo y la esperanza en todos los semblantes.

Sin embargo las horas transcurrian y empezaba á sentirse alguna zozobra. El General Blake con sus fuerzas, atento solo á la idea de proteger la entrada del convoy que confió enteramente á su vanguardia y centro, no quiso entrar en accion para no esponerse á una derrota total, y no hizo más que adelantarse hasta el pueblo de Santa Pellaya, distante hora y media del punto de ataque.

Los enemigos que á la primera embestida de O.Donell habían tenido que retirarse precipitadamente hacia su izquierda, fueron replegándose con la mayor actividad, acudiendo en su auxilio todas las fuerzas que tenian en las inmediaciones del pueblo de Palau, y en las alturas de casa Estela y San Miguel, muy superiores á la brigada de O.Donell.

Este estaba en Puig-ventós aguardando al general Wimpffem con el centro y el convoy, que tenían que andar muy despacio por obligar la escabrosidad del terreno á pasar las acémilas á la desfilada por aquellos senderos. Eran las diez de la mañana cuando los enemigos rodearon á O.Donell, logrando cortar el convoy que se le iba reuniendo. Atacaron al mismo tiempo con la mayor viveza á las tropas de Wimpffem. O.Donell viendo que se le cortaba la retirada y se le envolvía para impedir su entrada en Gerona, reunió las acémilas que pudo, en número de 170 á 200, y atacando con la mayor bravura, se abrió paso á viva fuerza y después de mil dificultades pudo introducirse en Gerona. Los enemigos lograron picar su retaguardia, y cortar á la mayor parte de los que habian salido de la plaza y sus fuertes para acudir en su auxilio. Perdió O.Donell en esta atrevida operación 13 oficiales y 170 soldados que quedaron muertos ó prisioneros, con más de 50 heridos que pudieron conducirse á la Ciudad.

Por su parte hizo prisioneros á un comandante del 6.º Batallón de línea italiano llamado Casella, 3 oficiales y 13 soldados.

Las fuerzas enemigas que habían intentado impedir el paso á O.Donell, unidas á las que atacaban á Wimpffem y á los refuerzos que les vinieron de Cassá de la Selva, cargaron con tal vigor y superioridad numérica que lograron envolverle por el frente y espalda, por cuyo motivo después de la resistencia que le fue posible, Wimpffem emprendió la retirada que se verificó con mucho desorden.

La mayor parte del convoy cayó en poder del enemigo. Muchos bagajeros para huir con mayor diligencia y desembarazo, descargaron las acémilas y montando en ellas emprendieron la fuga. Algunos fueron hechos prisioneros y fusilados aquella tarde misma frente la iglesia de Palau.

O.Donell con sus 1.130 hombres de infantería de varios cuerpos y 11 caballos, acampó en la montaña del medio día, entre los fuertes Condestable y Capuchinos. El general Alvarez que andaba con algunos rozamientos con aquel jefe por haberse ausentado de la Plaza, prefiriendo la campaña á las penalidades del sitio, le intimó para que aprovechara la primera ocasión que se le presentase para ausentarse con su tropa.

En esto obraba Alvarez con suma cordura. Malograda aquella tentativa de socorro, se aumentaba con la brigada de O.Donell el consumo de los escasos víveres que quedaban en la plaza, pues tanto la tropa como los habitantes pasaban las mayores penalidades. Baste considerar que á la tropa se le daba solamente un cuarterón de pan cada día y un poco de trigo y aceite, sin vino, aguardiente ni prest.

A pesar de las operaciones militares de este día, la plaza no olvidó sus obras de defensa y resguardo. Se perfeccionaron las ejecutadas en los cuarteles de Alemanes. Se empezaron á fortificar con traversas las calles inmediatas á dichos cuarteles y á las brechas de la muralla de San Cristobal.

Oficio del General Blake al Marqués de Coupigny.

"Sirvase V. E. mandar que se publique en el diario de esa ciudad (1) la satisfactoria noticia de haber sido socorrida nuevamente Gerona con un convoy de seiscientas á ochocientas acémilas (2) cargadas de comestibles, porcion de ganado lanar y mil trescientos hombres al mando del coronel de Ultonia D. Enrique O.Donell, que entraron el 26 de septiembre por la parte de los Angeles y Castellar, despues de haber desalojado á los enemigos de tres campos con atrincheramiento que fueron quemados, todo con muy poca pérdida nuestra, y sostenido de las demás tropas situadas en las alturas de Santa Pelaya, entre La Bisbal y Gerona.-- Dios guarde á V. E. etc. etc.".

Acerca este suceso la Gaceta del Gobierno, correspondiente al día 7 de Noviembre insertó la siguiente relación:

"Tratándose de introducir socorros en la inmortal plaza de Gerona y creyendo el general Blake que era muy difícil executarlo por la izquierda de su exército, resolvió pasar á la derecha con todas las tropas disponibles para proteger la entrada de un convoy reunido el 21 de septiembre baxo las murallas de Hostalrich y conducido durante una marcha de cuatro días por senderos y precipicios y barrancos, baxo el mando y dirección del Mariscal de Campo D. Luis Wimpffem, que tenía por segundo al Brigadier Conde de Pino-hermoso y por comandante general de la vanguardia al Coronel de Santa Fé D. Antonio Garcés de Marcilla. La operación de introducirlo, una de las más delicadas que puede ocurrir en el arte de la guerra, se verificó en la mañana del 26. Situado el exército en las alturas de Santa Pelaya, delante La Bisbal, se adelantó una columna compuesta aproximadamente de dos mil hombres, al mando del coronel del Regimiento de Ultonia D. Enrique O.Donell, á despejar el paso al convoy y cubrir su marcha: encargo que desempeñó con intrepidez y celeridad, arrollando á los enemigos que encontraba y quemando sus campamentos. El exército presenció con entusiasmo la carga de aquella división, animada del ardor que comunica su jefe á todas las tropas que tiene á sus órdenes. Cuando Wimpffem llegó al punto de reunion escoltando el convoy vió ya ardiendo un campamento francés y á O.Donell electrizando á los soldados con los gritos de, viva Fernando VII: viva la inmortal Gerona. Seria largo detallar las acciones brillantes de aquel día. De una posicion donde los enemigos se obstinaban en sostenerse, fueron arrojados por O.Donell á la bayoneta, haciéndoles prisioneros un teniente coronel, dos oficiales y veinte soldados. Enseguida entró en Gerona, donde también entraron con felicidad cerca de dos terceras partes del convoy; pues lo muy escabroso del terreno, que causaria lentitud y confusion á su movimiento, dio lugar á que se acercasen algunas partidas enemigas, que aunque en corto número, alarmaron y desordenaron á los bagageros, frustrándose por esta causa, que llegasen á la plaa todas las acémilas. Las tropas de la division de Wimpffem, que tuvieron gran parte en la resistencia victoriosa contra los ataques del enemigo, viéndose despues de la marcha de O.Donell á la plaza, amenazadas á retaguardia de sus posiciones por la caballería francesa, se retiraron y lograron reunirse con la division principal del ejército, al mando del general Blake, habiendo sido ligera su pérdida en el vivo fuego que sostuvieron".

El Diario de los debates, de Francia, correspondiente al 16 de octubre, se ocupó de esta acción en los siguientes términos:

"Estracto de una carta escrita en el campo delante de Gerona, el 28 de septiembre.-- Dos días hac que el general Blake ha hecho un esfuerzo para socorrer la plaza de Gerona y hacer entrar en ella un convoy. Pero lo ha malogrado completamente. Le hemos muerto mucha gente, hecho 500 prisioneros y cogido 600 acémilas cargadas, mil carneros y algunos bueyes: había venido por la parte de La Bisbal y se ha visto obligado á retirarse con precipitación".

La Gaceta del Gobierno intruso, en su número del 18 de octubre, publicó una relación exagerada de estos sucesos, concebida en los siguientes términos: "El exército del General Blake que constaba de veinte y cinco mil hombres, ha sido completamente batido en Cataluña el día 26 de Septiembre por el general Saint-Cyr. Ha perdido Blake entre heridos, muertos y prisioneros, la tercera parte de su exército y se le han dispersado los restantes. Los paisanos han regresado á sus hogares, y los prisioneros han sido conducidos á Francia. Todos los bagajes, víveres y artillería han caido en poder del exército francés".

Relación de los sucesos de este día hecha por Nieto Samaniego.

"Dícese que un rico y abundante convoy de víveres está pronto, y dispuestas las cosas de suerte que no se dificulta el feliz éxito de su introducción en la plaza; noticia que se corrobora y autentiza por varias cartas de personas fidedignas: nadie duda ya de una cosa que llega á tenerse por verdad evidente, cada uno procura transmitir á otro el regocijo de su corazon, la imaginacion se acalora con tan lisonjeras ideas, y ayudada de la penuria y hambre, llega á creerse que se nutre de presente el estómago de los comestibles que solo existen en la imaginación!

"Por el mismo orden nos hacemos la posible violencia para creer que indefectiblemente se ina á hacer levantar el sitio, á cuyo efecto estaba ya sobre las armas enemigas un formidable exército, de cuya victoria no se podía dudar por la gran superioridad del número: llegaron á nombrase los Generales, las divisiones y hasta el plan de ataque y las señales que debían preceder en algunos montes, con otras lisongeras noticias de este jaez, que siempre hallaban buena acogida, por que tiene el hombre mucha propension á creer lo que desea.

“Así se alimentaba nuestra engañada esperanza, con ideas ilusorias de libertad y de triunfo, aun en medio de la atrocidad de nuestros males! Quando una mañana se oyen tiros de fusilería hacia la montaña y puesto militar de los Angeles: sale de la plaza un fuerte destacamento, cuyo objeto supimos despues que era proteger la entrada del convoy... Dexemos aparte el servicio que hizo y continuemos la narracion.

“Fixan todos la atencion sobre el estruendo y movimientos militares que se observan, divísanse al instante algunas acémilas que vienen cargadas hacia la plaza, vése entre ellas algun prisionero enemigo y esta lisonjera y consolatoria perspectiva derrama el jubilo sobre todos, reanima los abatidos espíritus, y esparce sobre los lúgubres semblantes los principios de la alegría.

“He aquí dicen, el anhelado día de la consolacion! Aquellos densos humos nos anuncian la derrota de los enemigos, pues que arden sus campos... ¡Los sitiadores huyen! O Dios, el convoy va entrando: el enemigo está desecho... hoy se le obliga a levantar el sitio...! Y los mútuos abrazos se mezclan con las lágrimas de júbilo... y el exeso de alegría se apodera de la voz, para explicar de un modo más enérgico la agradable sensacion que inunda los corazones!

“He aquí el heroe que á la frente de unos mil españoles, lleva consigo la victoria á todos los puntos que ataca; nada hay que le resista! Bate el campo en las escarpadas eminencias que ocupa el poderoso sitiador, quema sus campos avanzando hacia la plaza, penetra en ellas unos ciento y sesenta cargas de víveres, que entran por la puerta del Areny... Maravilla! Hecho estupendo...! Más que mucho! Si el valor, el patriotismo, la inteligencia y la experiencia acompañan siempre circundados de la fortuna, las operaciones de este insigne militar.

“El digno Gefe de los mil bravos, cuyo glorioso y respetable nombre no se atreve á escribir por ahora mi débil y mal templada pluma, despues de haber franqueado el paso por todas las fuertes líneas enemigas para que le siga y secunde sus operaciones el grueso del exército español, con el convoy, se coloca entre el castillo de Capuchinos y el fuerte de la Reynana: dexémosle en aquella altura que elige para su mansion, como lugar oportuno para fixar en él el agradecimiento y la admiracion, mientras continuamos la desgraciada empresa de este día, aunque comenzase con tan venturosos anuncios.

“Interrúmpese la reata de cargas sin que se sepa la causa... y el admirado pueblo desde los parages eminentes de la plaza, con la inmovil vista fixa y determinada al camino que de la montaña de los Angeles desciende á la ciudad, esperando en la suspension de juicio, y sin llegar á creer lo mismo que se vé, todo absorto, muchas horas... se desengaña á su despecho, de que ha sido suspendida, ó del todo imposibilitada la introduccion del convoy...

“Fue en fin cortado, no nos detengamos en tristes pormenores, protegiendo esta operación la naturaleza del terreno, y una buena parte sirvió al enemigo para continuar la opresion de la ciudad, otra fue abandonada por los arrieros en el campo, cortando las cuerdas para salvarse con las caballerías, y lo restante lo aprovecharon los que formaban la escolta... Desgraciada ciudad! El pan y el vino que se destina para saciar tu hambre, y templar la sed adquirida en tanta lucha, servirá á tu vista de alimento al formidable brazo que te oprime! Justo Dios: ¿quién bendice las operaciones de los exércitos que profanan vuestro Santuario, y oprimen las regiones depositarias de vuestra Fé?

“Dexemos de hablar de una materia, que herirá el corazon no solo á los españoles, sinó hasta á los mismos enemigos: relaxemos al silencio las consideraciones que sobre este aciago dia pueden ocurrirnos á primera vista, por que no haria sinó molestarnos con una tan cruel recordacion!

“No obstante conservaremos algunas expresiones de las que vertian entre el dolor y la desolacion, aquel hambriento y desolado pueblo: por que no fueron seguidos de nueve mil, los caminos abiertos ya por solos mil. ¿Cómo puede pasar hacia la Ciudad un gran número de acémilas por los escarpados desfiladeros y angosturas de los Angeles, sin que sea cortado el convoy, aunque solo se presenten á esta operación veinte soldados y un sargento? Tales eran las adoloridas expresiones de los ignorantes que juzgaban de una tan difícil empresa no más que según sus deseos, y los más prudentes atribuian la desgracia á fatalidades de la guerra y poca ventura en ella, y terminaban exclamando: oxalá que no emprendiera grandes cosas el que no tiene gran fortuna! La ingrata sensacion del pesar induce al hombre á la cavilosidad y siniestra interpretacion de las acciones agenas: la sensacion agradable inunda el corazon sin dexar cabida en él á cosa que no sea disfrutar, por eso en el venturoso día primero de Septiembre, no hubo en la ciudad iguales demostraciones de júbilo y de alabanzas, como de pesar y maledicencia el día de la pérdida de este convoy.

“Helados los corazones por algunos momentos con tan fatal suceso, recobran su energía y se abandonan á la cruel contienda excitada entre la resolucion de defenderse y la necesidad de rendirse; y se continua una defensa, que si hasta aquí está señalada con los caracteres de grande, de hoy en adelante se apropiará el epíteto de heroyca. ¡Que se defienda la ciudad claman hasta las víctimas del hambre! Hosamentas de difuntos y restos de la humanidad, cementerios y sepulcros, cadáveres y ruinas asombradas con nuestros manes, formarán á todo trance el horroroso triunfo! Mientras que nuestro espíritu, conducido en brazos de la santa causa que defiende, exento del tedio ó de una molesta y cansada vida, reposa en el seno de la eternidad! Así hablan y atestiguan sus obras que es su palabra la expresion de sus sentimientos”.


Notas

(1) - La de Tarragona. Tornar al text

(2) - En Gerona solamente entraron 170, por haber sido cortado el resto del convoy. Tornar al text




Capità general en uniforme de mitja gala a cavall. Dibuix de Fèlix Xunclà basat en "Uniformes militares españoles. El Ejército y la Armada en 1808", de José Maria Bueno, 1982.



Capità general en uniforme de mitja gala peu a terra. Dibuix de Fèlix Xunclà basat en "Uniformes militares españoles. El Ejército y la Armada en 1808", de José Maria Bueno, 1982.



Capità general en uniforme de gala a cavall. Dibuix de Fèlix Xunclà, basat en "Uniformes Militares españoles. El Ejército y la Armada em 1808", de José Maria Bueno, 1982.



Capità general en uniforme de diari. Dibuix de Fèlix Xunclà, basat en "Uniformes Militares españoles. El Ejército y la Armada em 1808", de José Maria Bueno, 1982.



Tinent general en uniforme de gala. Dibuix de Fèlix Xunclà, basat en "Uniformes Militares españoles. El Ejército y la Armada em 1808", de José Maria Bueno, 1982.



Mariscal de Camp en uniforme de gala. Dibuix de Fèlix Xunclà, basat en "Uniformes Militares españoles. El Ejército y la Armada em 1808", de José Maria Bueno, 1982.



Brigadier en uniforme de gala. Dibuix de Fèlix Xunclà, basat en "Uniformes Militares españoles. El Ejército y la Armada em 1808", de José Maria Bueno, 1982.


Bibliografia.

Extret de "Reseña histórica de los Sitios de Gerona en 1808 y 1809". Emilio Grahit y Papéll, Imprenta y libreria de Paciano Torres, Gerona. 1894.


Back-Index-Next