Introducción.

Gerona en 1808 presentaba los caracteres de las ciudades sujetas de antiguo á las servidumbres que llevan consigo las plazas de guerra. Encerrada en un recinto murado, sus calles eran estrechas y tortuosas por más que tuviese algunos edificios bastante bien construídos, sobre todo iglesias y conventos. La vida que llevaban sus habitantes, era monótona con sus ribetes de triste; sin reuniones, sin apenas teatro, sin diversiones, cada família parecía vivir por sí sola. La población llegaba á unos catorce mil habitantes, cuya cuarta parte la componían frailes, monjas clérigos, estudiantes y asilados en los establecimientos benéficos. Contaba además de la Catedral, la colegiata de San Félix, cinco parroquias, nueve conventos de hombres, tres de mugeres, una casa de beatas, un seminario, un hospital general, un hospicio y otros establecimientos análogos.

Había un gobernador encargado a la vez de lo militar y de lo político, un teniente de rey, un sargento mayor, un alcalde llamado mayor para la administración de justicia, un ayuntamiento y una corta guarnición del regimiento de Ultonia.

No tenía Gerona otras manufacturas que algunos telares y su industria se reducía á los pequeños talleres de menestrales que con los individuos de la família y algun dependiente satisfacían las necesidades de la población y de las gentes de la comarca.

Los habitantes eran formales, sóbrios, muy religiosos, amantes del orden, respetuosos con las autoridades, y muy entusiastas por todo sentimiento patriótico, pero sin dar nunca lugar á manifestaciones bullangueras, antes al contrario, dispuestos a sufrir como sus antepasados toda suerte de sacrificios en defensa de la integridad del territorio y de la independencia nacional.

Actualmente es dable formarse una idea muy exacta de las fortificaciones que entonces existían, pues el recinto de la ciudad y del castillo de Montjuich se conservan bastante y respecto á los demás fuertes sus ruinas señalan suficientemente la disposición que tenían.

La situación de Gerona al declive de unos montes que se levantan al Este y la división de la ciudad en dos partes por el rio Oñar que la atraviesa de Sud á Norte, así como la profunda cañada del Galligans que divide y separa en dos grupos los montes indicados, esplica perfectamente los ordenes de fortificaciones que existieron en Gerona y en un poco parte se conservan todavía.

La parte de la población situada á la orilla derecha del rio Oñar, es la principal así en estensión como en número de habitantes, encerrando los edificios más importantes. Está rodeada por una muralla antigua sin terraplen que arrancando de la parte más elevada donde estaba la famosa torre Gironella, hoy en ruinas, bajaba hasta rematar en el baluarte de la Merced y la torre del Carmen en la entrada del rio, y en el baluarte de San Pedro junto á la salida. Subiendo la vertiente de la misma montaña y en dirección Sud-este, se encontraban los fuertes que la remataban.

El mas avanzado hacia el Sud era el de Capuchinos sobre la actual carretera del cementerio. Tenia la figura de un cuadrilongo, con pequeños baluartes y un hornabeque simple, sobre el frente, al medio día, que descubría el barranco por donde pasa dicha carretera y el rio Oñar. Batía la altura de Montilivi, casi toda la llanura, las alturas de levante y cubría los demás fuertes. Siguiendo la cresta de la montaña hacia el norte, venía el fuerte de la Reina Ana, situado entre Capuchinos y Condestable, consistente en una tenaza simple, que cubría al último, flanqueaba al primero y barría y enfilaba las avenidas á la montaña por las cañadas de derecha é izquierda. El fuerte de Condestable estaba situado más al Norte, tenía la figura de un trapecio con pequeños baluartes y una media contraguardia, cubría el recinto de la plaza al levante, batía el llano y la montaña de Montjuich y flanqueaba los fuertes de Reina Ana y Calvario. Destacándose del Condestable en dirección al noroeste, había dos reductos llamados del Cabildo y de la Ciudad, colocados sobre dos alturas entre un barranco, y cubrían la plaza por el mismo lado de levante para el caso de perderse los demás fuertes. Sobre un cerro de pendientes muy rápidas, internado en el Valle de San Daniel y al Noroeste del Condestable había el pequeño fuerte del Calvario, en figura de una estrella, cubría al Condestable, batía dicho valle y parte de la montaña de Montjuich y dominaba los caminos de aquellas partes. Estos fuertes y reductos no tenían foso ni camino cubierto en casi todo su recinto: sus muros estaban descubiertos desde su retreta, sus flancos eran muy pequeños y endebles, había muy pocos alojamientos á prueba y sus cisternas tenían agua solamente para una corta guarnición en tiempo de paz.

Frente al Condestable mediando el profundo barranco o cañada del Galligans, se levantaba la montaña de Montjuich al Noroeste de Gerona. En su cima había el castillo del mismo nombre, del cual se conservan todavía los muros y baluartes, presentando la figura de un cuadrado de 200 varas de lado esterior. Estaba fortificado según el arte entonces admitido, con dos medias lunas, bóvedas a prueba para 400 hombres, foso en dos frentes, y camino cubierto en toda su circunferencia. Formaban la base de este castillo dos planos inclinados de Norte a mediodía y de levante á poniente que lo desfilaban en parte de las alturas inmediatas. Lo cubrían tres torres, dos al Norte y Noroeste llamadas de San Luis y San Narciso respectivamente, que defendían y enfilaban la cañada que sube á la montaña desde la carretera de Francia; la tercera llamada de San Daniel batía el llano de este nombre y enfilaba el camino de Campdurá. Otra había llamada de San Juan, entre el castillo y la plaza, que enfilaba el camino de Francia i defendía el baluarte de San Pedro y el arrabal de Pedret, dominándolos a buena altura.

La parte de la ciudad situada á la orilla izquierda del rio Oñar, llamada Mercadal, es completamente llana y estaba como está circuida hacia el llano por un muro antiguo, con torreones que lo flanquean y apoyado á él un terraplen en su mayor estensión, capaz para artilleria. Tiene añadidos cinco baluartes llamados de San Francisco de Paula, en la entrada del rio Oñar, de Santa Clara, del Gobernador, de Santa Cruz y de Figuerola á la salida de dicho rio. Dominan el llano a tiro de cañón. Cuatro de ellos carecen de foso regular y de camino cubierto. Frente al último entre los rios Ter, Oñar y Güell y dominando la desembocadura del Galligans hay una luneta avanzada llamada de Bournonville, en combinación con otro terraplen murado del otro lado del Oñar llamado baluarte de San Narciso.

Aunque siempre en segunda línea, y completamente descuidada, tenía la plaza de Gerona en aquella época condiciones que la hacían importante. Nuestra península no puede ser invadida por tierra sinó por las dos terminaciones del Pirinéo. En los puntos intermedios no hay caminos, hallándose cubiertos de nieve la mayor parte del año, y por lo mismo solo pueden ser teatro de correrías, pues no es dable internarse por ellos un ejército invasor que debe arrastrar artilleria, municiones, bagajes y otras impedimentas. La posición de Gerona, es una garganta, de paso preciso para ir del Empurdán al interior, y las condiciones del llano y montañas que la rodean, recomendables por las dificultades de ataque, son nuevos motivos para que siempre se haya considerado indispensable sostenerla como plaza fuerte y de aquí el empeño del ejército francés á principios de este siglo en tomarla, comprendiendo que sin ella se le hacía muy difícil la lucha y la comunicación con Francia.

A su vez Gerona se defendió con igual interés al que para apoderarse de ella demostraba el enemigo, apesar de la falta de medios y del mal estado de conservación de sus fuertes y murallas, que estaban poco menos que abandonados, hasta el punto de hallarse convertidos muchos de aquellos, en verdaderas casas de labranza.

Semejantes ataques y defensas, mejor dicho los sitios que sufrió Gerona en 1808 y 1809, van á ser objeto de nuestro trabajo, proponiéndonos más que una reseña en estilo levantado de tan estraordinarios sucesos, presentar una metódica y ordenada colección de notícias y documentos, de mucho tiempo y en contadísimos ratos de ócio recojídos, de manera que no quede episodio ninguno en olvido, sacando á la luz muchísimos que hasta ahora habían permanecido del todo ignorados.

Para la coordinación de nuestro trabajo, hemos prescindido por completo de la multitud de reseñas históricas en nuestros tiempos publicadas, acerca de los sitios de Gerona en 1808 y 1809 y nos hemos concretado á los documentos originales, y á las publicaciones y obras debidas á los mismos que fueron actores o testigos de tan grandiosos acontecimientos, á fin de que hablen casi siempre ellos con aquel ardiente, aunque á veces incorrecto lenguaje hijo del más noble y entusiasta patriotismo.

El archivo municipal de Gerona, que tantas riquezas para nuestra historia atesora, ha sido el primero y principal elemento de nuestros trabajos. Dos grandes paquetes de documentos varios y papeles sueltos nos han proporcionado datos curiosísimos é inéditos, juntamente con los manuales de acuerdos del Ayuntamiento correspondientes á los años de 1808 y 1809.

En el mismo archivo tuvimos la fortuna de encontrar otro arsenal de notícias y documentos, con los trabajos, apuntes y notas que para escribir una obra semejante á esta tenía reunidos D. Blas de Fournás, uno de los principales defensores de Gerona. Forman cinco volúmenes, tres encuadernados y dos solo en paquete. Los tres primeros encierran, una copia de multitud de documentos relativos al sitio de 1809, extractos del Diario de Gerona, copia de documentos y curiosidades de fecha posterior aunque pertenecientes al asunto y un extracto de la obra del P. Ferrer titulada Barcelona Cautiva en todo lo que en ella se ocupa del mismo sitio. Los dos paquetes encierran un dietario de las operaciones militares hasta el 4 de septiembre, con muchos apuntes y relaciones; y el segundo la correspondencia mediada entre Fournás y varios jefes militares y justicias de los pueblos, parte originales y parte en un estenso y minucioso copiador.

Otro de los elementos con que hemos contado para nuestro trabajo, ha sido, una colección numerosísima que desde nuestra más temprana juventud veníamos formando de toda clase de hojas sueltas é impresos oficiales y particulares publicados durante los años de 1808 y 1809, colección riquísima por su contenido y nada despreciable por el número.

Hemos tenido también la suerte de poder estudiar la colección completa del Diario de Gerona, periódico que se publicaba en esta ciudad durante tan críticos acontecimientos, bajo los auspicios de la Junta Gubernativa y que venía a ser una ardiente proclama diaria que contribuía á mantener aquel entusiasmo incomparable de nuestros abuelos. Es el Diario de Gerona un monumento histórico de gran valor, siendo muy sensible la pérdida de ejemplares del mismo hasta el punto de hacer rarísima su colección. De él han tomado notas los dietarios que se han impreso, habiendo sido causa de varios errores en ellos cometidos, la circunstancia de no publicarse los sucesos en el hasta el día siguiente, por lo menos, de ocurridos. El Diario de Gerona publicó 344 números, comprendiendo 1430 páginas en 4º menor. Empezó su publicación el día 20 de julio de 1808. El último número es el día 10 de diciembre de 1809, esto es el correspondiente al mismo día de la capitulación de la plaza. Era su director, aunque con el modesto título de redactor o compositor, D. Vicente Ximenez canónigo de la Catedral y colaboraban en él diferentes personas, entre otros D. Carlos Beramendi (1) , y D. José Ribas y Simón. Se publicaron algunos trabajos literarios de que iremos dando cuenta. Los últimos números estaban impresos en un mal papel de estraza.

Hemos contado también para compaginar nuestro trabajo con la obra del P. Manuel Cúndaro, de la que se conserva una copia manuscrita en el archivo municipal con el siguiente título: Historia político-crítico-militar de la plaza de Gerona, donde se refieren los sucesos memorables acaecidos en dicha ciudad, desde la injusta invasión de Cataluña, atentada por las aguerridas tropas del que se llamó Emperador de los franceses Napoleón Bonaparte; y su gloriosa decisión por la causa común de la religión, del Rey y de la Patria, hasta su dichosa libertad y el recibimiento de su amado monarca D. Fernando VII que Dios guarde. La copia indicada que hemos tenido á la vista, forma un volúmen de 874 páginas en fólio. Es obra curiosísima y que debe consultarse porque su autor tomó una parte muy activa en el sitio, como capitán de la compañía de frailes de la Cruzada Gerundense y por que sufrió los horrores de la expatriación hasta la paz de 1814. El lector encontrará en su contenido abundantes y curiosas notícias y relaciones, un patriotismo á toda prueba y una intransigencia abonable por las condiciones del autor. Pero el haber estado éste enfermo en los últimos momentos del sitio y el dejarse llevar de la afición y hábito de la discusión o polémica, son causas para que deban leerse con cuidado algunos capítulos de su obra y estimarse como poco justas algunas censuras que dirije contra la guarnición de la plaza, especialmente sus jefes, por lo que ocurrió en los últimos meses del sitio.

Después de estos elementos, hemos contado con las obras ya publicadas, debidas á los que bien en el campo sitiador, bien dentro de la plaza, fueron testigos presenciales de tan grande epopeya, las cuales iremos citando á medida que se ofrezca oportunidad.

Otros elementos estuvimos buscando durante mucho tiempo, ó sean las documentaciones de las Juntas, especialmente de la gubernativa, pero al fin supimos que cayeron en poder de los franceses al entrar éstos en Gerona, por lo que puede suponerse que las destruyeron.

No nos proponemos escribir la historia de los sitios de Gerona; nuestra idea es dar tan solo á la imprenta una numerosísima reunión de notícias y documentos, para que otros puedan hacerlo. Y aún hemos de confesar que ni esto hubiéramos hecho á no ser las instancias de personas que habiendo visto nuestra colección, de muchos años reunida, han creído que no debía exponerse á las contingencias de un extravío, que no consideraban imposible con las atenciones cotidianas de nuestra profesión de abogado.

Emilio Grahit y Papéll


Notes

(1) - D. Carlos Beramendi escribió dos obras acerca del sitio de Gerona: la una titulada la Gerundea, poema, hijo de su elegante inspiración poética y la otra con el título de Diario histórico, militar, político y económico del propio sitio. Es lástima que una y otra dejaran de publicarse, dando lugar tal vez á que se perdieran, pues el Sr. Beramendi era un buen literato, á la vez que entusiasta patriota y fino observador. Tornar al text




Emili Grahit (1850-1912), als 54 anys d'edat. (Wikipèdia)



Portal del Baluard de Sant Cristòfol.



Fragment del mur de la Torre Gironella.



Monument als defensors de Girona durant els setges de 1808 i 1809, a la Plaça de Sant Agustí.



Carles IV, pintura de Francisco de Goya, obra de 1789. (Wkipèdia)



Napoleó al seu tron imperial, pintura de Jean Auguste Dominique Ingres, obra de 1806. (Wkipèdia)



Ferran VII, pintura de Francisco de Goya, obra de 1814. (Wkipèdia)


Bibliografia.

Extret de "Reseña histórica de los Sitios de Gerona en 1808 y 1809". Emilio Grahit y Papéll, Imprenta y libreria de Paciano Torres, Gerona. 1894.


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